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NOTICIAS DE LA SMGE
MIÉRCOLES, SEPTIEMBRE 3, 2008
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La Junta Directiva Nacional de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística organizó el pasado 1º de septiembre a las 17:00 horas la Ceremonia de Reconocimiento a la Universidad Autónoma de Nuevo León con motivo del 75 Aniversario de su fundación, en la sede de la SMGE, ubicada en Justo Sierra No. 19, Col. Centro de la Ciudad de México.
Por su ejemplar labor que en materia educativa y cultural ha realizado a lo largo de 75 años, la Universidad Autónoma de Nuevo León ha sido reconocida por la Ilustre y Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, así mismo fue distinguida con la presea “Ignacio Manuel Altamirano”.
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Lic. Jorge Pedraza Salinas, Director del Centro de Estudios sobre la Universidad y Vicepresidente de la Correpondiente de la SMGE en Nuevo León, el Ing. Roberto Cornejo Treviño, Tesorero de la SMGE, el Lic. José Antonio González Treviño, Rector de la UANL, el Lic. Julio Zamora Bátiz, Presidente de la Junta Directiva Nacional de la SMGE, el Dr. Rafael López Castañares, Secretario General de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior y el Ing. Luis Bolland Carrere, Secretario General de la SMGE.
Discurso del Lic. Julio Zamora Bátiz,
Presidente de la Junta Directiva Nacional de la
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadistica,
dictado el día 1º. de septiembre de 2008.
Bienvenida
Al Ing. José Antonio González Treviño, Rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León
A los miembros del Cuerpo Diplomático
A los Socios Correspondientes de Nuevo León y Morelos
A los ciudadanos que nos acompañan
Esta sesión académica se realiza para reconocer la labor señera que en materia educativa y cultural ha realizado la UANL, que el próximo día 25 de septiembre cumplirá 75 años de servir a Nuevo León, al Noreste de nuestro país y a los mexicanos todos.
LA SMGE considera que la educación es la prioridad número uno en la larga lista de problemas que afrontamos los mexicanos.
Sin educación adecuada no habrá desarrollo.
Nuestro país ha sufrido un cuarto de siglo de crisis económica, que ha deshecho el tejido social y ha debilitado en todos los órdenes a los mexicanos.
25 años con tasas de crecimiento de la economía ridículas, insuficientes para mantener el nivel de vida, que no era nada envidiable.
No hay empleos para quienes desean trabajar, ni educación adecuada para los niños y jóvenes.
La concentración del ingreso hace aún más lacerante esta situación.
El país ha perdido competitividad en la economía internacional, pero también ha perdido su lugar como país en marcha en las lides políticas globales.
Hoy más que nunca dependemos de los ingresos del petróleo, que estamos dilapidando en todos los órdenes, y de las remisiones de nuestros valientes emigrados, que buscan en el exterior el trabajo y los ingresos que aquí no tenemos capacidad de darles y que generosamente comparten sus duramente ganados salarios.
Hay muchos errores, incapacidades, corrupciones, obcecaciones e intereses detrás de este prolongado fracaso de la economía mexicana.
No olvidemos que durante 40 años, de 1934 a 1976 el país creó una clase media, elevó los niveles de vida, registró un promedio de crecimiento del producto interno bruto del 6% anual.
Hoy nos conformamos tristemente con tasas anuales inferiores a la mitad de esa cifra.
Hoy vemos con envidia el progreso de los chinos, con tasas del 10% por año.
Hemos perdido los mexicanos la confianza en las autoridades y en nosotros mismos.
La crisis que vivimos no será superada sin un esfuerzo a fondo en materia educativa y una adecuada planeación, incluyendo ingentes inversiones en infraestructura.
Las fallas educativas están en el fondo de la crisis y en la falta de proyectos y acciones para salir de ella.
Si algún día saldremos del marasmo será cuando la educación se haya modernizado. Cuando la cultura sea más importante que los circos televisivos o los chismes sociales.
Por todo este sombrío bosquejo es que debemos reconocer, elogiar, aplaudir la labor que ha realizado la UANL.
Estos 75 años han sido de continua superación en esta ejemplar casa de estudios.
Han aumentado el número de alumnos, de maestros, de investigadores, de actividades culturales, de vínculos con la sociedad, de carreras que se imparten y de edificios adecuados para las necesidades de todo este conglomerado.
La UANL responde a su carácter de universidad estatal. Su acción docente y de difusión de la cultura se extiende por todo el territorio de Nuevo León, con planteles y centros culturales, con becas y estímulos a la investigación.
Es una institución de honda raigambre popular, que ha surgido como lógica consecuencia de la añeja preocupación de los neoleoneses por la educación y la cultura.
No olvidemos que desde 1703 se estableció la primera cátedra de filosofía y gramática, para formar a los clérigos que –de acuerdo a los tiempos- eran prioridad en la cultura y la estructura social.
Desde el siglo XIX se crearon diversas instituciones educativas de nivel superior, que atendían las crecientes demandas de servicios profesionales de la pujante sociedad en la que crecieron y se fortalecieron.
Surgen así cátedras y escuelas de derecho, medicina y farmacia; una ley de educación (gob. Parás) el Colegio Civil, la instrucción preparatoria, etc.
También quisiera resaltar que desde el siglo XVIII inicia Doña Leonor Gómez de Castro una tradición que debiésemos copiar en todo el país: los donativos privados a la instrucción pública.
Los antecedentes ricos de la UANL han encontrado el mejor heredero: una comunidad universitaria activa, creativa y eficaz, que responde con brío y capacidad a las necesidades de la sociedad a la que sirve.
Resulta así lógico que Nuevo León sea uno de los estados de México que mejor desempeño tienen en la economía, que fortalece continuamente su clase media y que genera actividades creativas en las ciencias y las artes, muchas de ellas de avanzada.
Esta es la respuesta real a la crisis que vive nuestra Patria.
Hoy en día el desarrollo económico es resultado de los avances en la ciencia y de la tecnología que de ellos deriva.
Casi tres cuartas partes del incremento anual de una economía se deben a las innovaciones tecnológicas y a los avances científicos.
La sociedad que es dependiente en estas cuestiones no tiene posibilidades reales de crecer y menos aún de hacerlo autónoma en sus decisiones.
Un proceso innovador continuo es la característica del desarrollo económico moderno. Hacia la segunda década de éste siglo se consolidará la reproducción de tecnologías innovadoras como elemento decisivo en el devenir de los países.
La economía global está cambiando. La competencia entre producciones nacionales evoluciona a competencia entre transnacionales, que realizan la producción en diferentes países -utilizando los recursos mejores de cada uno de ellos- mediante procesos intensivos de computación, telecomunicaciones y transportes.
Las inversiones que impulsan el empleo, la producción, la fortaleza y el crecimiento de las economías se generan cuando la investigación y el desarrollo tecnológico les dan las bases para iniciar o mejorar los procesos productivos.
Por eso la informática, las telecomunicaciones, la nanotecnología, la biotecnología son los campos de indispensable acción educativa y de investigación. Necesitamos que México avance en ellos; que desarrollemos alternativas energéticas como el hidrógeno, la nuclear y la solar; debemos tener científicos trabajando en los cambios celulares de materiales y organismos vegetales y animales, al tiempo que forman a las nuevas generaciones que habrán de sucederles.
En los países desarrollados el estado impulsa la investigación y el desarrollo tecnológico, dedicando a ello mucho dinero; muchas empresas también invierten estos rubros. En total el 3% o más del Producto Interno Bruto de esas naciones se dedica estos menesteres.
En México no llegamos ni al 1%.
En los dos siglos anteriores el desarrollo económico, indispensable para el mejoramiento de los niveles de vida, se originaba en los avances en el diseño de maquinaria para la producción industrial y el aumento de la productividad agrícola.
En estos años el desarrollo de la sociedad depende de un proceso educativo eficiente y moderno, que genere la autonomía en la capacidad científica y técnica o, al menos, la capacidad para seleccionar y adaptar los avances de otras naciones a los requerimientos de nuestra economía.
De ahí que produzca satisfacción y emoción que una institución pública como es la UANL se distinga por sus altos niveles de calidad docente, su intensa actividad cultural, su investigación en novedosos campos y su vinculación estrecha con las necesidades de la sociedad para crear nuevas empresas o ampliar las existentes.
En los dos años pasados la SMGE ha reconocido la labor ejemplar que realizan dos grandes instituciones de la cultura superior: la UNAM y el IPN.
Hoy, con mucho orgullo, agregamos a esta lista de reconocimientos a la UANL, porque es una casa de estudios ejemplar, que actúa de acuerdo con lo que requiere México para superar la crisis y reencontrar el camino de la realización de las aspiraciones nacionales y el bienestar de los mexicanos.
Una universidad moderna, que trabaja en las fronteras del conocimiento pero que al mismo tiempo se ocupa de preservar y difundir el rico acervo cultural que generaron siglos de trabajo de los mexicanos.
Una institución que cuida amorosamente los libros que constituyen el contenido primigenio de la Capilla Alfonsina y simultáneamente colabora con universidades de otros países para crear nanoproductos que den ventaja competitiva a las empresas neoleonesas.
Una Universidad que labora intensamente para atender los requerimientos de la juventud ansiosa de superación intelectual y que destina recursos e instalaciones a los más avanzados procesos de investigación científica.
Una Universidad, en suma, que sirve ejemplarme a México, razón por la que la SMGE ha decidido reconocerla otorgándole la medalla “Ignacio Manuel Altamirano”, creada para galardonar a quienes se destacan como maestros, esos guías que tanto bien hacen y que tanto requerimos para que México se renueve y avance.
Noticias UANL: http://noticias.uanl.mx/descripcion.php?id_not=5371
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